El sector turístico tenía puesta sus esperanzas de iniciar la anhelada reactivación con el comienzo de las vacaciones y la temporada alta. Para eso se preparó con mucho ahínco, durante meses, para contar con protocolos sanitarios de alto estándar, que garantizaran un retorno seguro para recibir a los visitantes en el período del año más importante para la industria.
Pero el sostenido aumento de los contagios por Covid-19 que se comenzó a registrar a partir de mediados de noviembre instaló una señal de incertidumbre, que se corroboró a comienzos de diciembre, cuando el gobierno anunció que toda la Región Metropolitana retrocedía a fase 2, con lo cual se restringían los viajes a regiones desde la capital. Desde ese mismo instante, Fedetur comenzó a solicitar que se autorizara los viajes a regiones durante la semana, para permitir de esa forma movimiento de turismo interno, a pocas semanas de las celebraciones de fin de año.
En paralelo, y ante la determinación del Ejecutivo de informar unos días antes de Navidad cuál sería el plan para los festejos del cierre de año, la Federación planteó al Ejecutivo la posibilidad de crear un permiso especial de vacaciones que permitiera la posibilidad de impulsar el turismo local en los meses de verano. Iniciativa a la que finalmente accedió el gobierno.
El permiso autoriza a viajar de vacaciones a otras zonas del país a las comunas que están en fase 2, con un permiso que se entrega una sola vez en todo el verano y para un destino único. Desde que se comenzó a regir la medida, se han solicitado miles de solicitudes para los principales destinos turísticos del país que están en etapas de desconfinamiento.
