El Mercurio Valparaíso, 19 de octubre de 2014.
Como un ámbito que puede servir para reacelerar la economía del país, pero que necesita ajustes en aspectos corno la promoción. De esta forma, Eugenio Yunis, vicepresidente ejecutivo de la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur), hace sentir la voz del mundo privado en el sector.
El directivo asegura que el sector tiene una importante capacidad de ayudar a las economías regionales, reclama por la pronta salida de las indicaciones a una ley que se ha tramitado más allá de lo recomendable y pone atención a la necesidad de crear en Chile un plan nacional de seguridad para el turismo.
En momentos en que la economía se sigue desacelerando, el Gobierno insiste en que la industria turística podría ayudar en mejorar los indicadores. ¿Qué tan cierta es esa afirmación? Creo que el turismo tiene capacidad de mover a muchas otras industrias. Pero no es una panacea. El turismo no resuelve todos los problemas de una economía. El turismo puede ayudar a reactivar la economía. Pero también nos gusta decir que esto no es automático, ya que se necesitan estímulos. Y muy concretamente, el principal es la promoción. El ámbito de vacacionar está muy metido en toda la sociedad. Si hay una recesión, la gente puede postergar cambiar el auto o el televisor, pero se ha demostrado, especialmente en Europa con la crisis, que el turismo sigue siendo un elemento muy activo de consumo. También existe el riesgo de que si no hacemos suficiente promoción la gente se nos vaya a otros lados, porque hay hartos destinos a precios comparables.
¿Esto puede ser especialmente aplicable a las regiones? Existen miles de emprendimientos de este tipo desperdigados por el país, sobre todo en regiones. Donde esté más deprimida la economía, ahí el turismo puede tener un peso específico más importante. El verano 2015 debe ser para las regiones y ahí el turismo puede ser un reactivador de economías locales, especialmente por su capacidad de generar empleo. Quien genera empleo genera actividad económica y comercial. Hemos escuchado varias veces a la Presidenta hablar de turismo, lo que nos complace, porque a veces el ministro de turno habla de turismo solo cuando está frente a los empresarios del sector. Pero hemos visto a la Presidenta sacar el tema
permanentemente.
¿Le gusta el modelo de promoción turística?
El modelo de promoción no nos gusta. Había un ente mixto público privado, denominado Turismo Chile, que con la Ley 20.423 de Turismo de febrero de 2010, en la que nosotros hicimos ver nuestra opinión pero no se nos escuchó, se excluyó la participación del Estado. Hoy, Turismo Chile es un ente cien por ciento privado con 170 empresas de todo el país, que por licitación recibe los fondos del Estado. Nosotros insistimos en el anterior y actual Gobierno que deberíamos volver a un modelo mixto. Primero, por lograr un consenso para analizar cómo se debe promocionar al país en el extranjero. Pero también hay otros objetivos, porque los privados están ahí aportando recursos que contribuye a la promoción. Chile es un país pequeño en el concierto turístico mundial, recibimos 3,5 millones de turistas de 1.080 millones que viajaron el año pasado. No es que el mundo entero sepa lo que es Chile, a diferencia de Francia o España. Entonces si cada empresa o región sale con su propia estrategia de promoción fuera del país o con su propia imagen, imagínese el impacto que causa, además con recursos reducidos. Porque hay que decir que tenemos un presupuesto bastante menor respecto de lo que tiene nuestros competidores. Aquí en el barrio Perú dispone de US$ 40 millones para promocionarse, y nosotros este año tenemos US$ 13 millones. Si eso se hace de forma dispersa el resultado que podemos alcanzar es mínimo.
¿El problema podría entonces ser de voluntad?
No hay voluntad de volver a crear un ente mixto de promoción y estamos llegando a la mejor fórmula dentro de un modelo más bien público. Si es que esto se aprueba, porque aún el Gobierno debe enviar las indicaciones de la ley al Parlamento, va a existir un ente público que va a tener el mismo estatus que Sernatur; pero dedicado únicamente a la promoción internacional de Chile. El sector privado podrá participar de su directorio para lograr consensos. Si no se llega a acuerdo de los 14 miembros (paritario), pasará a una instancia superior que se denomina Consejo Público Privado de Turismo, que aún no existe por ahora, donde el Estado tiene voto dirimente.
¿Hay aspectos de esta normativa que le generen preocupación al sector?
Lo que nos preocupa de esta forma es la designación del director de la ejecución de este trabajo. Ese trabajo es clave. No está claro cómo va a ser seleccionado, y lo que le hemos pedido a la Subsecretaria de Turismo es que, si va a ser por Alta Dirección Pública, que el directorio mixto pueda de esa terna designar al más adecuado. La idea es despolitizar y asegurar que sea la persona más idónea para el cargo.
El Gobierno anterior dilató la discusión de la ley y el actual está aún con indicaciones que no han salido. ¿Cómo evalúa usted el trámite legislativo de la Ley de Turismo?
Fue efectivamente muy largo. Nosotros planteamos esto al Gobierno anterior en mayo de 2010, pero el ex ministro de Economía Juan Andrés Fontaine no creyó necesario discutir la ley. Luego el ministro Pablo Longueira fue más sensible y logramos sentarnos a discutir los cambios que había que hacer. A mediados de 2011 teníamos claros los cambios que queríamos, pero el proceso interno en el Gobierno fue larguísimo. Se empantanaron con la reforma al uso de parques nacionales para el turismo. Finalmente el proyecto se envió en noviembre de 2013, y obviamente que no se alcanzó a despachar. En la actualidad, la comisión congeló el proyecto luego de recibir el mensaje desde las autoridades del envío de las indicaciones, lo que tiene toda lógica. Este Gobierno también se ha demorado un poco en las indicaciones, y en este punto en particular, tuvimos varias reuniones y recién hace algunas semanas llegamos a este acuerdo que, si bien no nos da completa satisfacción, es el mejor de los escenarios posibles. Esperamos que envíen las indicaciones en octubre o noviembre, porque ya en diciembre es como presentarlas en marzo. La idea es que a mediados del próximo año tengamos una ley reformada.
El turismo de congresos genera millones en ingresos en las principales ciudades del mundo. Pero en Chile no hay infraestructura, pues Santiago ni ninguna otra ciudad tiene un gran lugar para ello. ¿Cuándo se va a subsanar esa falencia?
Se hacen más cosas de las que se cree, pero no las suficientes para el potencial que hay. Los hoteles tienen sus instalaciones de reuniones siempre ocupadas. Y eso indica dos cosas. Primero, que hay un mercado interno y extranjero para reuniones. Tenemos un potencial enorme, porque este país tiene la imagen de ser serio. Pero nos falta infraestructura específica, porque ni siquiera Santiago tiene un centro de convenciones adecuado, de buen tamaño y construido específicarnente. A Viña del Mar le pena un lugar como ese, pues tiene el clima adecuado y la conectividad para ello. Lo segundo es que hay pocos recursos para salir a promover. Estos grandes congresos hay que salir a buscarlos, porque no somos el único país. Uno a veces tiene que luchar contra enormes ciudades o destinos muy importantes. Ese tipo de turista deja un gasto importante en los lugares a los que llega, porque en general viene con los gastos pagados y se preocupa solo de disfrutar, comer o visitar. Es un cliente que vuelve con la familia o amigos. Lamentablemente no ha habido instituciones privadas o públicas que se pongan los pantalones para hacer algo así. Creo que si se va a construir un gran centro de convenciones, que sea multipropósito para convenciones, congresos, ferias o eventos gubernamentales, tiene que estar relativamente cerca de un aeropuerto internacional bien conectado. No quiero herir a nadie, pero si hay que venir de Inglaterra a Chile son dos vuelos, para luego tomar otro vuelo para llegar a otra zona, se complica. Hay que saber privilegiar lo que tenemos.