Señor Director:
En reciente nota publicada en el diario se informa que la ‘baja de turistas acentúa la competencia entre las ofertas formales e informales de alojamiento’. Lo concreto es que se trata de una competencia absolutamente desigual que afecta precisamente a las empresas establecidas y registradas, que son las que pagan impuestos y patentes, que cumplen con los requisitos que les impone la ley, que son fiscalizadas y que tienen costos operacionales más elevados debido, precisamente, a que entregan un servicio de calidad, ofreciendo a los usuarios garantías de seguridad y sanitarias, entre otras.
Es evidente que en ese escenario se vuelve complejo ser competitivos en términos de precios con la oferta informal, que al no tener esos costos asociados ni estar obligados a responder ante los turistas por un mal servicio, pueden reducir sus tarifas de forma importante, como lo revela la nota del diario. Por eso, como Federación que representa a la industria del turismo, hemos venido insistiendo en que se regule la oferta informal y se empareje la cancha, para que exista competencia efectiva, pero en igualdad de condiciones, y que vaya en directo beneficio de los usuarios de estos servicios.
Una de las formas de resolver este problema es que la autoridad obligue a registrarse a quienes ofrecen alojamiento informal, de manera que exista un control sobre ellos y se les pueda exigir las mismas condiciones que cumplen las empresas formales.
Carta de nuestra Vicepresidenta Ejecutiva, Helen Kouyoumdjian publicada en El Mercurio.