Con más de 70 años de historia, el hotel Portillo se ubica a sólo 2 horas de Santiago, en la región de Valparaíso, en medio de imponentes montañas en la Cordillera de Los Andes y frente a la Laguna del Inca que se roba todas las miradas por el intenso color de sus aguas que combinan a la perfección con el blanco de la nieve.
Fue en 1966, algunos años después de su construcción, que el centro de ski comenzó a ser reconocido internacionalmente, cuando ese año fue elegido como la primera y hasta ahora única sede del Campeonato Mundial de Ski en Sudamérica. Este evento lo llevó a convertirse así en el espíritu de Los Andes, ganando un importante lugar como destino turístico y de nieve en el mundo.
Luego, en 1978, el centro de ski volvió a hacer noticia internacional cuando Steve Mckinney superó por primera vez la barrera de los 200 km/h. Nueve años después Portillo vuelve a estar en el foco de atención mundial cuando el francés Michel Prufer, rompe nuevamente el récord mundial de velocidad alcanzando en esa oportunidad la impresionante marca de 217.68 km/h, en 1987.
Hoy Portillo es reconocido por ser un centro de esquí donde la calidez, la simpleza y el relajo son los atributos diferenciadores de su hotel de primer nivel. Esto lo ha convertido en un destino de clase mundial y el lugar preferido, no sólo por esquiadores y snowboardistas, sino que por todos quienes disfrutan de la nieve y la naturaleza.
El centro de ski cuenta con cerca de 500 hectáreas de terreno esquiable y pistas para todos los niveles, tanto para quienes recién comienzan en este deporte, como para quienes disfrutan de terrenos extremos y del ski fuera de pista. Una de las bajadas más célebres de Portillo, es la mítica ‘Roca Jack’ (homenaje a Jack Heaton, el primer huésped de Portillo en preferirla), pista a la que se accede por un curioso andarivel ‘Va et Vient’ que creó especialmente para Portillo Jean Pomagalsky.
Pero Portillo es mucho más que nieve, todas las temporadas el hotel ofrece diferentes actividades para disfrutar, ya sea en familia, en pareja o entre amigos, como catas de vinos con la presencia de destacadas viñas nacionales, clases de yoga para relajar cuerpo y mente, festivales de cine imperdibles, bandas de música en vivo en su bar, caminatas con raquetas de nieve hasta la orilla de la laguna del Inca y su tradicional “Bajada de Antorchas”, desde el Plateau, iluminando con una cálida estela toda la montaña, un espectáculo que deslumbra por su belleza.
Año tras año, el hotel y centro de ski es visitado por huéspedes, turistas nacionales y extranjeros, provenientes de diferentes partes del mundo, que lo han convertido en el destino por excelencia para pasar la temporada de invierno. Sus pasajeros ya saben que aquí encontrarán un espacio para descansar, recargar energías, desconectarse, disfrutar del ski, degustar exquisita gastronomía, maravillarse con increíbles paisajes naturales y además contar con un servicio cercano y cálido, que hace sentir como si estuvieras en casa.